Las líneas cruzan todas las fronteras.
Un camino de piedras, que va saltando las enormes rocas.
Cuanto más miramos estas pinturas, más claro se hace que es posible fugarnos de la prisión del tiempo.
Consideremos el deseo espontáneo.
La pintura es la impronta de esos estados anímicos mezclados y divididos.
Sergio Bazán, primavera 2018